martes, 27 de diciembre de 2011

"Dioses de terciopelo"


A decir de Huxley, “De  los tiempos de Hitler, el arsenal de elementos técnicos a disposición del presunto dictador ha aumentado mucho. Además de la radio, el altoparlante, la cámara cinematográfica y la prensa rotativa, el propagandista contemporáneo puede utilizar la televisión para difundir la imagen de su cliente al mismo tiempo que su voz, y puede también registrar tanto la imagen como la voz en carretes de cinta cinematográfica.”
¿Qué se puede esperar de la actualidad si los pensadores del pasado ya veían en el desarrollo de la comunicación las armas del totalitarismo?
Parece  increíble que en la actualidad pensemos que la clave de la democracia sean los medios de comunicación, sabiendo que las grandes dictaduras del pasado, y porque no de la actualidad, emergieron y se mantuvieron desde y por los medios de comunicación.
Solemos creer que el problema es el uso de la tecnología y no exactamente su naturaleza, con lo cual justificamos muchos de los inventos que en el pasado causaron mucho dolor, pero que por el contrario, en la actualidad son la base de nuestro disfrute y felicidad.
Parece increíble que hoy en día pasemos de un asombro al siguiente, no acabamos de sorprendernos por un nuevo artilugio cuando ya lo hemos perfeccionamos, ¿de qué da cuenta esto? Da cuenta de que la tecnología es ahora un organismo independiente del ser humano, un circuito industrial que se multiplica y se desarrolla a si mismo con la misma capacidad con la que nosotros desarrollábamos la tecnología hace 50 años. Si, leyeron bien, “desarrollábamos”, ya no me queda claro hasta donde es el ser humano promotor del increíble, pero interminable,  “boom” tecnológico al que estamos acostumbrados.
Solo piensen esto, ¿qué pasa cuando nuestro currículum no da cuenta de saber utilizar los modernos programas digitales? ¿¿Qué pasa cuando nuestro procesador no nos o permite bajar ese programita sagrado para nuestro computador? ¿Qué pasa cuando nuestro comercio no cuenta con modernos programas de seguridad o increíbles sistema de ventas por internet? ¿Qué pasa cuando no podemos acceder a las redes sociales que conforman el entorno en el que nos desenvolvemos con tanta soltura? ¿Qué nos pasa cuando el celular, el que nos permite estar conectados con el mundo, se avería?
Estos acontecimientos, pequeños y cotidianos, dan cuenta de que el hombre vive a merced de la máquina, o como me gusta llamarlas, organismos de extensión
Los griegos, para recreación de los adultos de las clases nobles, poseían pequeñas máquinas de vapor, pequeños mecanismos accionados por la fuerza de presión del agua en estado gaseoso. El mismo mecanismo fue el que dio comienzo  a los primeros ferrocarriles que se utilizaron dentro de las minas en el siglo XVIII, período que todo conocemos como Revolución Industrial. La pregunta que me surge es, si los griegos poseían tecnología similar a la que le permitió a los europeos imponerse en el mundo siglos después, ¿Por qué no desarrollarla lo suficiente? ¿Acaso nunca pudieron descubrir cómo aplicar este tipo de tecnologías?
Hay una cosa que es clara, los griegos no confiaban en los mecanismos orgánicos de extensión, inclusive, es Sócrates de Platón el que realiza una crítica a la misma escritura, siendo ellos por una lado los creadores del primera alfabeto (sistema de representación de sonidos con símbolos, cada símbolo es una letra), y fue la misma escritura la que moldeo el pensamiento y la abstracción de Europa desde su aparición hasta hoy en día.
Los griegos creían en el poder natural del ser humano, en sus propias capacidades, es así que surge, por ejemplo, la retórica y el gimnasio, dos actividades que potencian por un lado, el intelecto, y por otro la capacidad física, lo que manifiesta gratamente que los griegos creían en el humano con las capacidades que la naturaleza le dio, y no en aquellas que las maquinas parecen darle.
De este modo hay que cuestionarse una cosa, ¿realmente toda la tecnología que nos rodea mejora nuestra calidad de vida o como nuestras extensiones solo parece atrofiar partes de nosotros que antes entrenábamos con tanta naturalidad?
Inclusive la medicina no parece tan buena si buscamos el ángulo correcto. Si miramos al continente africano, vemos a millares de personas sufriendo de hambrunas y pestes. Lo que no nos damos cuenta es que el intento de llevar el mundo moderno a ese lugar, por el hecho de cumplir con nuestra misión de civilizadores, hemos aumentado la población del continente a niveles críticos. En el año 1950 habían 228 millones de africanos, para dos mil diez ya eran 1200 millones, creo que ya no tengo nada que agregarle a esta cifra.
Hemos atrasado la muerte y permitido en exceso la vida, la población del mundo se desborda, y al igual que África, los recursos no están alcanzando, y todo porque, por el intento  poco meditado de desarrollar las supuestos  organismos de extensión que mejoran nuestro mundo.
El hombre no es capaz de ver las cosas como son en sí, si no las ve a través de discursos, ideologías y preconceptos que moldean nuestra visión del mundo, hay que intentar no morder de la primera manzana que la serpiente nos muestre.


jueves, 17 de noviembre de 2011

De las tristezas inevitables.


Esta quizás sea la historia sobre un asesinato más hipócrita y corta que se haya contado, donde todos, hasta yo mismo, sabían que iba a pasar. Lo peor de todo es que nadie sabía que era un asesinato hasta que faltó su presencia. Nadie se da cuenta que pasó por mucho tiempo, que sigue pasando y que pasará.
Llegué a la casa con la cabeza desbordante de pensamientos peligrosos contra migo mismo. Golpee con fuerza la puerta dejando ver toda la calentura que afloraba con desdén desde mi corazón. Tardó rato largo en abrir; estaba a punto de irme, con más calentura que al principio, hasta que la puerta se abrió estrepitosamente. La cara de él estaba blanca, y con  una bobera que ya se había hecho habitual me dijo-¿Qué haces muchacho? Pasá!- Entré medio ofendido por la demora.
-¿y? ¿Cómo va la cosa?- me dijo con la voz media apagada de no haber hablado con nadie en bastante rato.
-Ahí vamos, como el culo más que nada-contesté mientras entrábamos en la habitación de él.
-Ahí va- me contestó fríamente mientras se sentaba en la silla de la computadora.
-¿Vos?-
-Bien…no sabes lo que me pasó el otro día...-  se quedó esperando mi obvia respuesta.
-… ¿qué?- Dije medio caliente por tener que escuchar sus historias chotas teniendo problemas graves, y a mi criterio, REALES.
- Me empezó a hablar con una china por el face, y en eso que empezamos a hablar, pin pum pan…para un poco a ver…- Comenzó a mirar cosas en Mercado Libre, y yo, como un hijo de puta, re caliente, esperando que termine de contarme esa historia de masturbación interracial para hablar de los temas que me tenían hecho pelota hace un mes-Dale boludo!-, le terminé gritando.
-Sí, para…estem…y ta nada, le dije para vernos y...para que me escribió la Chochi- y otra vez, me dejó pagando. Me senté en la cama, ya medio rendido, porque, como agravante, no era la primera vez que quedaba relegado por una conversación en el MSN.
Pasaron quince minutos, y ahora él se reía como retardado de un emoticón de un rastafari fumando porro que la Chochi le había mandado, al mismo tiempo que  escuchaba una banda de origen checo que había descubierto por Groovshark, e intentaba leer, vaya a saber uno por que mierda, un diario digital brasilero.

Con esa imagen me dormí hasta el otro día. Acababa de perder una supuesta conversación de carácter psicológica y un pedo seguro en el bar.

No sé si todos ven que humano, o parte de él, muere en esta escena, pero esta se repite más de lo que podemos imaginar y se ha vuelto más parte de nosotros de lo que creemos.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Ser intangible.


Quién dudaría de lo regocijante que es vivir en los tiempos que habitamos, donde la tecnología nos permite mantenernos conectados unos con otros casi constantemente, donde todo el mundo es erudito sin existir alumnos, donde la igualdad es el calificativo reinante en la red virtual de la vida por internet. El mundo de las Tecnologías de la Información y el Conocimiento parece aportarle a cada persona la posibilidad de acceder a un mundo de información, a un mar interminable de datos en donde buscar su futuro y prosperidad.

“Estar conectado es estar” decía una publicidad, ilustrando claramente como el mundo social se ha digitalizado obligando a adherirse, directa e indirectamente, a quienes no participen en este gran mundo feliz de interacciones por la RED virtual.

Existen hoy en día gran cantidad de discursos sobre las TIC y su beneficio para con la sociedad, y quienes nacimos en el paradigma de las mismas, sabemos de qué hablan, sobre todo cuando buscamos nuestra información para nuestros estudios a través de Wikipedia, o cuando nos contactamos con nuestros amigos en el exterior  al mismo tiempo que leemos la prensa virtual de Argentina, Brasil  y la nuestra propia, casi simultáneamente.

Todo parece beneficioso en este mundo feliz digitalizado, que como lo dijo Negro Ponte (pensador del plan Ceibal), “convierte los átomos en bites”.  Sin embargo, si estamos en Brasil, Argentina y vaya a saber uno en que otro país; ¿Dónde estamos realmente? Estamos sentados en  mismo computador  que deseamos cambiar, en el mismo país que nos vio nacer pero que solo lo conocemos por fotos en Facebook, y estamos, definitivamente, solapados bajos los mismos problemas sociales, económicos y políticos que nos rompían el coco antes de conectarnos.

La sociedad, y algún que otro político, ha sido convencida de que las nuevas tecnologías son el futuro del mundo, y que a través de ellas, se pueden lograr los cambios sociales necesarios para llegar a una igualdad social, accediendo a la información necesaria para construir nuestro futuro.

Existe en este argumento un pequeño gran problema. Los tecnócratas han confundido el término información con conocimiento (¿habrá sido intencional?).  El hecho de que todos accedamos a la información no quiere decir de manera homóloga que poseamos conocimiento. La información es solo datos sobre cierto hecho de la realidad. Por el contrario, conocimiento es una perspectiva sobre la realidad, una postura ante los hechos que determina nuestra manera de actuar frente a los fenómenos que se nos enfrentan.

No podemos decir entonces, que las TIC nos permitan poseer más o menos conocimiento, o  ser más o menos académicos, o más o menos educados, simplemente nos da la posibilidad de ser, en el más fortuito de los casos, monos que saben el cumpleaños de Steve Jobs.

He aquí mi crítica al Plan Ceibal. La situación a las que están sometidos los chicos por medio de sus XO, es similar, casi metafórica, a la de meterlos en la biblioteca más grande del mundo y decirles, “vamos chicos, construyan un mundo de igualdad y felicidad, ahí tiene la información.”

En definitiva, no es necesario velocidad y cantidad de información para envolver a las nuevas generaciones en las sociedades del conocimiento, se necesita un BUEN SISTEMA EDUCACIONAL DE PRIMARIA Y SECUNDARIA (este no necesita de laptops para desarrollarse).

Hay otra cuestión; una vez que se incorpora una técnica en determinada sociedad, en este caso las XO, inevitablemente esta trae consigo ciertos efectos tanto individuales como sociales, en la medida en la que esta se vuelva una tecnología (que por cierto el Plan Ceibal ya lo hizo al institucionalizarse). Estos efectos son, en su gran mayoría, poco predecibles, y sobre todo, irreversibles.

Muchos podrán criticar este artículo, sobre todo teniendo el básico argumento de que utilizo las TIC para criticarlas. De todos modos, la igualdad del mundo se logrará en la medida en que desarrollemos un sistema educacional TANGIBLE, que genere interés y conocimiento  para lograr una sociedad más justa en las futuras generaciones, una sociedad de pensadores y hacedores, con mente crítica y sabedora de los problemas reales, no virtuales, del mundo que los rodea.

Si me preguntan si estoy en contra del desarrollo de la técnica diré que no; soy enemigo de ser esclavo de la técnica, y soy partidario, ante todo, de los abrazos medidos en calor humano y no en bites, soy portador del estandarte del discurso oral y los gestos que lo acompañan, soy, y quiero ser partícipe en el futuro, de un mundo que no se termina cada vez que bajo el interruptor.

miércoles, 12 de octubre de 2011

De la motivación y algo mas.

Un amigo me preguntó , “ ¿Qué pasa cuando se pierde la motivación?”  Sin duda es la pregunta más difícil que me han hecho en mi vida.

La mayor parte de nuestro tiempo lo pasamos buscando la motivación, pero distinto es cuando la perdemos, cuando somos conscientes que en algún momento la tuvimos, y ahora no podemos retenerla.

“No soy la persona adecuada para responder esto”, fue mi primer pensamiento. Pero basta con mirar un segundo, desde arriba, la vida que llevamos para sorprendernos a nosotros mismo perdiendo y recuperándonos constantemente, hundiéndonos y nadando hasta la orilla casi de manera permanente.

Pero, ¿Cómo es posible que nuestra vida fluctúe de esta manera sin ser conscientes de ello? Lo que sucede es que, de alguna manera, sabemos dónde buscar cuando ya no tenemos opciones en el camino que transitamos. El ser humanos sabe tropezar, caer y levantarse casi en el mismo acto. Pero del mismo modo, muchas veces,  sabemos caernos para nunca levantarnos, y del mismo modo, sabemos levantarnos para nunca caernos.

Cuando se pierde la motivación, se pierden las ganas de buscar esos caminos alternativos, se pierde la esperanza de podernos levantar, o por el contrario, se pierden las esperanzas de ver lo distinto en lo homogéneo de nunca caerse. Y es ahí, cuando sentimos que estamos caminando en el limbo, cuando no nos queda otra que mirar para adelante como resultado de un reflejo.

¿Cómo se reencuentra la motivación? Probando lo que nunca se probó, caminando por donde nunca se caminó, intentando sentir lo que no se ha sentido, buscando lo que no sabemos buscar. Cuando lo que seguimos nos desmotiva, es porque no recordamos aquello por lo cual elegimos nuestra opción, aquello por lo cual mirábamos el horizonte.


lunes, 3 de octubre de 2011

Del mundo a las palabras.

El universo de la palabra es casi tan grande como el dela conciencia. Hay que saber el verdadero valor de la tecnología sistémica de la lengua.
Un tradición de pensamiento científico, estrictamente dogmatizado, y caprichosamente impuesto a las generaciones siguientes, contaminó nuestra visión de la lengua y la comunicación, convirtiéndola en literales escupitajos de mensajes dirigidos a un receptor con la misma conciencia comunicativa de un animal.
 De lo que no nos damos cuenta, es que la lengua, y ya lo dijo Lotman, es "un código mas su historia". No cabe concebir las lenguas del mundo como simples sistemas de signos asociados mediante reglas de combinación, por el contrario, es necesario concebirlas como el resultado de una conciencia histórica colectiva.
Solo basta pensar en lo que nos provocan algunas palabras en el discurso cotidiano. Nos avergonzamos en la situación en la que nos toca hablar de amor, y la pronunciación de la palabra se vuelve casi un murmullo enredado en nuestros labios. Y esto no es por el conocimiento de la denotación propia del signo, si no, por la profunda connotación que nace en lo mas profundo de nuestro ser, ligada estrechamente a nuestra experiencia, y al legado de la historia sentimental de la sociedad que formamos.
La angustia del perdedor al recordar ese primer y único amor que tocó sus labios y rompió su corazón; la vergüenza del galán recordándose así mismo vendiendo su dignidad por amor.
Por suerte o por azar, la lengua, y el lenguaje en general, son reflejo de lo que somos como individuos y como porción del universo.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Todo como nada.

Se pasan la vida enseñando como comprender el mundo, enseñando de moral, de lo bueno que es cultivar la mente y lo que valen las palabras. Pero lo único que queda son perspectivas, formas de mirar lo que a todos nos mata.

Que tiene de satisfactorio saber ver, si lo que hay del otro lado no es más que historias sin solución, muchos caminos con final incierto. La causalidad formó al mundo, y por la misma causalidad fue parido el hombre.

Todos recorremos la vida siguiendo un estandarte; pero no es nuestra mirada fija en la bandera lo que nos convierte en lo que queremos ser, si no las oportunidades que se nos presentan para conllevar el tormento, la locura, o lo sublime del festejo.

Los mas buenos terminan llorando, los mas malos terminan riendo, pero al final todos terminan pagando.